Isis Medina
CUANDO LA MATERNIDAD DUELE
Hoy es 10 de mayo, hay flores por todos lados, imágenes de niños y madres sonrientes en todas las paredes, anuncios, tiendas, grupos de whats... y pareciera que así es la maternidad: florida, hermosa y sonriente, ¡pero no!, a veces, la maternidad duele y no es que no sea perfecta, pero a veces quiebra.
A veces ves a tu hijo jugar entre los demás, y es claro que no se desarrolla igual, es claro que no es tan hábil como los primos, es claro que no se comunica igual, y te dicen que todos tienen su tiempo, que es muy lindo, que es muy dulce y sonríes y hasta agradeces la condescendencia, pero sabes que tu hijo no es igual, vive con una discapacidad y no importa cuanto sonrías eso no cambia, y duele.
A veces al salir de la escuela la maestra te pide platicar y te da un vuelco el corazón, es que pareciera que vas al banquillo de los acusados, pareciera que estás sola educando, pareciera que nada de lo que hagas será suficiente; hay que practicar más los números, el dictado, la lectura, el cálculo mental, seguimiento de instrucciones...¿Practicar más? pareciera que la vida se te va en ello y no es suficiente y duele.
A veces quisieras darle a tu hijo el juguete de moda, los tenis que quiere, el nuevo juego de video pero hay que pagar terapias, prótesis, ¡baterías! porque mi hijo requiere de baterías para funcionar, y el juguete o la salida al cine deben esperar, entonces hechas mano de tu creatividad y juegan juntos con plastilina o le bordas el mismo pantalón ¡y él siente como si hubiera estrenado! otra vez mamá salvó el día, y los dos brillan, y duele.
A veces, en la noche, le ves dormir y cual fantasmas en tropel llegan las dudas y las incertidumbres, ¿Le doy lo que necesita? ¿Podrá estudiar una carrera? ¿Los demás niños querrán jugar con él? ¿Cuánto tiempo funcionarán sus prótesis? y valoras el día, momentos dulces y otros no tanto, momentos en que tuve paciencia y otros en que levante los ojos al cielo, quedó pendiente jugar, quedó pendiente repasar el objetivo de rehabilitación de la semana, ¿Por qué los días no tienen 32 horas, y las semanas 9 días? y duele.
A veces quisieras que el tiempo no pasara, verlo pequeño para siempre y no envejecer, estar a cargo eternamente, ayudarle con su ropa y calzado, ayudarle a ordenar cuántos tacos quiere, con poca salsa verde, sin cebolla y que le pongan más papás fritas, mientras el sea pequeño no se hará necesario mirar al futuro, no será necesarios que él se haga cargo, no se notará tanto la diferencia, pero sabes que así no es como funciona y duele.
A veces duele vivir la discapacidad a través de tu hijo, pero un día lo miras y te das cuenta de que ¡es perfecto! de que encaja a la perfección a su propia manera, de que él no piensa en los límites y de que se asoma la esperanza por sus ojos, de que ama jugar con plastilina y que cuando estudian juntos también llegan las buenas notas, de que se levanta y señala al taquero que ¡cebolla no!. No sé si alguna vez deje de doler, pero sí sé que el dolor cambia, sé que a veces duele como una herida abierta bañada en limón y otras duele como estirar los músculos después de nadar y entonces el gozo de cada pequeño logro se convierte en ¡fiesta nacional!
A veces la maternidad duele para recordarnos que estamos vivas, que tenemos en las manos una semilla muy especial y Dios confío en nosotras para hacer florecer las más frágiles de sus semillas, no en los doctores, no en los terapeutas, no en los maestros que parecen los dueños de las respuestas y los que estuvieran a cargo, no, ¡ese niño te fue confiado a ti! porque tú, mamá especial, eres tan especial como tu pequeño.
AMA ESCUCHA INCLUYE TE DESEA UN BENDECIDO DIA DE LAS MADRES